Durante la totalidad, que puede durar alrededor de una hora (ya que la sombra de nuestro planeta es más grande que su satélite), la Luna no es totalmente invisible, sino que presenta una débil luminosidad rojiza provocada por la luz solar difundida por nuestra atmósfera. En la antigüedad este fulgor rojizo de la Luna eclipsada producía pánico entre quienes la observaban, que creían que era un indicio de castástrofes venideras.
Fuente: http://www.muyinteresante.es
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